jueves, 15 de noviembre de 2012

El ser sacrificado.


El calor del viento que mis ojos resecan, contemplo el altar del cual he de ser sacrificado. No lloro, calambro. Volteo y miro de quien veo ha sido mi gran compañía, estoy a punto de ceder, estoy a punto de rezar. Aquella su mirada auxiliadora, me contempla. Orgullosa, mi dios, tu dios, estarán felices con mi destino.

Del bullicio poco atendido, de aquel que aclama mi valor, tan solo quiero el silencio de aquella mirada no reservada. Aquella paz de la resignación, aquel sol que quema mi espalda, todo se funde en el momento cúspide de mi inspiración. Ya el verdugo es confesor y mi pena, orgullo.

Cuando morir esta permitido, cuando sentir es cosa de todos los días. Cuando del dolor sacas tu mejor esencia, contemplas la dicha de aquel hoyo. Suenan los tambores, pronta la muerte sonríe tras mi sombra. Es compañera, es destino.

En mis hombros desnudos esta aún el sudor de tu cuerpo, castaña, deja de mirarme la espalda. Castaña, te digo que vengas a mi lado. Castaña eres, castaña te alejas. Con orgullo aceptaste mi sacrificio y también eres partícipe, creadora del dolor. Tras el largo camino, recuerdo que en tus cejas posé mi alma, cómo es aquel reencuentro final, aquel del cual la muerte solo espera al final.

Cómo no sentir hasta la médula, cuando el final es sabido ya. Mi destino, elegido por los cielos, me da el don del despido. No volteo, no regreso. Por que para extrañarte debo haberme ido. Soy el sacrificio a los dioses, soy el diluvio esperado. Mi alma santa, poderosa, elegida por los otros, aquellos con el poder de señalar sin esconder la mano.

Es un orgullo y aún duele el músculo, tiembla el hueso y el ojo huye del destino. Ya que cobarde soy; pero me debo al deber. Mis últimos pensamientos son tuyos, mientras mis ojos fijos en la hoja. Te veo querida, te miro, eres la última mirada antes de mi fin, oh dios, no quiero esto, dios mío, aquel que nos arrebatas nuestra paz, tú que existes en sociedad, sácame de aquí, no quiero esto, no merezco morir, dame un día más. Cobarde tu destino esta sellado, ya que eres el ser que nunca quiso ser sacrificado.

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