Siempre he necesitado saber, no hay nada más apasionante que la carrera por la verdad. Aquel camino tortuoso de preguntas incómodas, con el único propósito de saciar morbo.
No significa que sobrevaloré el placer de la verdad; no me apasiona saber la verdad de todo, solo de ciertas cosas, aquellas de las que me empapo, aquellas de las que me alimento. La sensación es simplemente increíble.
Pero el misterio es apasionante y entre más misterio, más ganas de saber hay. Hasta claro, las cosas dejen de ser interesantes, dejen de motivar esas ganas de aplacar la sed. Se da el tedio, el aburrimiento, esto ya lo escuché, esto ya lo sé.
Corromper mi propia necesidad para una respuesta más, doblegar mis necesidades por tan solo una oportunidad más de conocer, de indagar. Deducir apasionadamente algo tan remoto y saber que aciertas.
Saber es tener poder y con el poder viene el gozo.
Es debido a la verdad por la que existo y es gracias a ella que sigo caminando. Me intriga saber qué tengo por delante, me intriga saber que he hecho mal, pero sobre todo me intriga saber cuando pararé. Cuando me cansaré y me daré cuenta que solo tengo una lista de verdades incómodas en mi haber y ninguna memoria con quien compartir.
Y es debido a esta necesidad que he perdido muchas cosas, que he dejado de lado mi propio sentimiento y necesidad. Pero es gracias a esta que he encontrado el placer glorioso en las pequeñas cosas, detalles, sinsentidos, historias e imágenes.
Lloraré y lamentaré el día que me cuenta que es tarde para cambiar; por el momento eso no es algo que me pregunte. Y esta es mi excusa para actuar.